Sidrería de toda la vida, que sigue estando como toda la vida e igual con esto de la crisis del ladrillo, resiste unos años más. Raciones abundantes de mejillones, chipirones, cecina, parrochas, pollo al ajillo, escalopines y más cosinas. Guti escancia la sidra como si fuera el último culete antes de una hecatombe universal. Cuidado que no se puede pagar con tarjeta (astutamente, los banqueros que son muy listos, han puesto cerca un banco, con su cajero y todo). Merece la pena probar y sale económico. Las raciones son lo bastante grandes como para compartir. Se me olvidaba, el menú del día está bien, abundante y barato. Un abrazo.
viernes, 15 de enero de 2010
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