Buen marisco y buena carne. No puedo decir lo mismo de la forma de actuar de su dueño y me explico: reserva de mesa para cenar 5 personas hecha en el propio local (no por teléfono) dos días antes. Anotado en el libro de reservas como la segunda para ese día. Llegamos a cenar y nos meten en el comedor del sótano. Luego nos invitaron a champán, a los entremeses, a los cafés y a dos gin-tonic, por lo que subsanaron con creces su error. Vaya lo uno por lo otro. La cena, bien. Su maitre, Eduardo del Valle, muy viajado, nos contó algunas anécdotas dignas de mención.
martes, 12 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario