Cuando llegué a la puerta, el nombre no me inspiró mucha confianza (porcón se llama también al cerdo y por extensión, a lo poco limpio), pero la realidad fue otra. Sitio correcto y sin olor a fritanga, cosa que desde que no se puede fumar en los bares es el pan nuestro de cada día. Tiene una amplia lista de cazuelitas a 4 € la unidad, pan incluido, con cantidad suficiente como para poder compartirlas en un picoteo informal y sin pretensiones. También tiene bastantes raciones y carta de menú que, además, te lo llevan a casa, si quieres.
Buena morcilla matachana con patatinas, chosco (suerte de embutido de la zona de Tineo parecido al botillo, pero sin hueso), mejillones a la vinagreta y un sorprendente y excepcional cachopo de ternera, muy bien rebozado, de carne fina, sin pellejos y muy, muy bien frito, sin aceite por doquier. Todo un descubrimiento. Repetiré en breve y ya os iré contando. Oink, oink!!!
