Jamás de los jamases entraríais a comer si de la vista de su fachada os fiarais. Pero......las cosas no son lo que parecen. Una vez dentro, el olorcillo a comida casera desvela el secreto. El pequeño comedor, siempre abarrotado en fin de semana, ofrece un selección de comida casera que ya la quisieran los que tienen aparcacoches. Pimientos rellenos de marisco, cachopo de ternera, carne guisada, callos en temporada y algún que otro guiso en invierno. Sí os digo que no se puede ir con prisa ya que Estaban no conoce el stress, aunque pensándolo bien, ¿quién quiere tener prisa para comer, aparte de los globalizados? También os digo que si de repente oís en la cocina caer al suelo treinta platos de golpe, no os asustéis, va en el carácter de puertas adentro. No cambiéis nada, "tá" bien "ansina". Un abrazo para Estaban y Mar.
miércoles, 2 de junio de 2010
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