No es que sea la quintaesencia de la gastronomía, pero para comer un buen menú del día con fondo de cocina andaluza, está bien. Variedad de primeros y segundos platos. Empecé con un revuelto de trigueros y terminé con un choco a la plancha. Para el postre no quedó sitio. Advertencia importante: el camarero es como una metralleta cantando el menú. Si te despistas un milisegundo, se te pasan tres platos de los disponibles y ni te enteras. Todo ello mirando de reojo y con desdén al cartel de Julio Romero. Un crac. Salú pa tos, pisha.
miércoles, 26 de mayo de 2010
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